Un guía profesional nos hará una completa visita por la ciudad, nos contará toda su historia y nos mostrará los principales monumentos.

Te impresionará la Basílica del Pilar, enclavada en la gigantesca y maravillosa plaza con el mismo nombre. Es enorme, elegante, pero a la vez ligera y delicada. Sus once cúpulas y sus cuatro campanarios aun hacen que parezca más grande. Es de estilo barroco y el templo mariano (dedicado a la Virgen María) es el más antiguo de España y posiblemente del mundo. En su interior podremos ver frescos de nada más y nada menos que… ¡de Goya!, tanto de la época de su juventud como de su etapa más madura. La basílica está dedicada a la virgen del Pilar, que es la patrona de España. De hecho, el 12 de octubre es el día de la Hispanidad (el día que Colón llegó a América) y este mismo día lo dedicamos a la Virgen del Pilar. Apunta este día en tu agenda porque es festivo en toda España (¡no tendrás clases!). La tradición cuenta que la virgen (cuando esta aun vivía) se le presentó al apóstol Santiago que estaba predicando por estas tierras. La virgen, junto a un pilar (una columna), le pidió que construyera una iglesia en ese mismo lugar.  Los primeros datos de esta iglesia son del s. IV d.C. Hoy la basílica alberga este pilar y sobre él se encuentra una figura de la virgen que te sorprenderá por su tamaño: ¡mide solo 38 cm! Su manto cubre casi el pilar.

Es tradición en España que los padres lleven a los niños a Zaragoza, a la basílica, a pasarlos bajo el manto de la virgen para que ella les proteja. Esta basílica es un símbolo de España. Casi todos los españoles hemos ido de pequeños a Zaragoza y nos han pasado por el manto de la virgen. Ah, ¡la entrada es gratuita! Y aunque verás a muchos turistas haciendo fotos con los móviles, teóricamente está prohibido fotografiar en el interior, se supone que para evitar que los flashes dañen los frescos de Goya y las otras pinturas. En los horarios de misa, se pide silencio y respeto al culto.

En el paseo a pie admiraremos varios monumentos mudéjares que no te dejarán indiferente porque por algo son Patrimonio de la Humanidad. El arte mudéjar es el estilo arquitectónico medieval fruto de la convivencia cristiana y musulmana en la península ibérica, por lo que es probable que esta sea la primera vez que lo conozcas. ¡Te maravillará!  Por ejemplo, el bellísimo Palacio de al Aljafería. Construido en el siglo XI por los musulmanes, pasó a manos cristianas en el XII, cuando se completó con el estilo mudéjar y albergó la majestuosa sala del trono de los reyes de la Corona de Aragón. Hoy este palacio es la sede del Gobierno de Aragón. Otros edificios mudéjares son la Catedral del Salvador, (la Seo) que conjuga armónicamente el estilo gótico y mudéjar, la Casa y el Arco del Deán, el torreón de la Zuda y mas…

La ciudad bordea el caudaloso Río Ebro. Los ríos en España no suelen ser muy grandes, así que a los españoles siempre nos impresiona lo ancho y majestuoso que es este río. Varios puentes lo cruzan, como el Puente de Piedra, del s. XV con siete bellísimos arcos, y el actual y moderno Puente del Tercer Milenio, que conecta con la parte más futurista de la ciudad.

¡A lo largo del dia tendremos que disfrutar de la famosa gastronomía de Aragón! Si te gusta conocer nuevos platos tendrás la oportunidad de saborear el jamón de las cercanas sierras de Teruel y probar una infinidad de tapas que no son habituales en Valencia, como las migas, el ternasco (una de las mejores carnes de cordero, de una raza autóctona de Aragón), el chilindrón (una salsa riquísima de tomate y pimiento para acompañar al pollo), cualquiera de los muchos platos “a la pepitoria”. Los productos del cerdo, como los embutidos o el lomo, son típicos de la zona, pero si no te gusta la carne, puedes probar el bacalao a la baturra o el bacalao al ajoarriero, que también son típicos y están para chuparse los dedos. Los vinos de la zona tienen denominación de origen, así que es buena idea llevarte a Valencia de souvenir un Cariñena o un Somontano.

También tendremos tiempo libre para pasear, perdernos por las calles (vale la pena dar una vuelta por el casco antiguo) y hacer compras antes de volver al autobús y regresar a Valencia. ¿Cuáles son los recuerdos típicos que todo el mundo compra cuando visita Zaragoza? Para los católicos, las medallitas y colgantes de la virgen del Pilar. Y para los golosos, los adoquines, que son unos caramelos gigantes, de varios tamaños. Algunos pueden llegar a pesar 500g. Van envueltos en un dibujo de la virgen del Pilar, y en su interior leemos la letra de una “jota” (canción típica aragonesa que también se baila). Un ejemplo de jota aragonesa:

“Cuando oyes cantar la jota
y estás lejos de Aragón
es un dardo que penetra
dulcemente en el corazón”.